martes, 5 de febrero de 2013

Enero 2013: Vida y obra de Herman Melville

El 4 de febrero los miembros del Club de Lectura se reunieron para debatir sobre la vida y obra de Herman Melville.
Los miembros del grupo compartieron la lectura de varias obras de este autor como:
-Typee (1846)
-Chaqueta Blanca (1850)
-Moby-Dick (1851)
-Bartleby el escribiente (1853)
-Benito Cereno (1855)
-Billy Budd (1924)

Igualmente se habló de su vida y de cómo sus vivencias personales influenciaron en su obra.  Su obra fue mundialmente reconocida después de su muerte.


BARTLEBY EL ESCRIBIENTE
Por Alfredo Nicolás Lorenzo
Calzada del Cerro # 1412 apto 10 / Patria y Auditor, Cerro. Ciudad de la Habana, Cuba
http:/alfredonicolaslorenzo.blogspot.com/

Para escribir un ensayo sobre Bartleby habría que transportarnos a un lugar donde ya no exista el Ser, y darle cabida  razonada a la desaparición entre la gente, partiendo de una sociedad anónima capaz de desintegrar desde lo más profundo las mínimas esencias del ser humano. Bartleby es el centro de una lucha posesiva entre el Ser y la nada, entre el estoicismo propio de quienes jamás abrieron la boca ni para perturbar el curso normal del aire; sin dolor, sin angustia existencial, sin piedad, su enfermedad aquí no tiene cura, será mejor partir.
La obra de Hermann Melville desarrollada a finales del siglo XIX, en una de las más pavorosas urbes existentes hoy en dia, plantea un extraño caso de absoluta pasividad ante la iracunda vida cotidiana de una polvorienta oficina de Wall Street, irrumpiendo la mecánica diaria con un extraño hombre de preferencias, capaz de hacer ver en el un hipotético futuro de desconocimiento real y sentirse encartado con un cuerpo rechazado por el mismo. En forma de espanto invadiría pacíficamente el opaco espacio de la oficina, y en medio de tan arraigada soledad, se negaría a desalojar dicho recinto tomándolo como propio y haciéndolo especialmente insignificante, escogido entre la gran multitud para desvanecerse en aras de la voluntad.
Un viento de desolación y miedo se ve tras los ojos de quienes crecen entre el cemento, y estiran  el cuello a la par de lo grandes edificios; hay lugares donde mostrarse, donde hacerse famoso, pasar desapercibido, mendigar, perderse y hasta se puede existir. Somos el reflejo de lo que construimos, nuestro hábitat es el espejo de nuestro sentido vital, pero cuando vemos en el un muro de ladrillo, negro por los años y por una enorme sombra somos, de una manera u otra, presos de la desesperanza y vemos hacia dentro lo jamás visto por nadie, lo inentendible. Bartleby, el escribiente de Wall  Street, recorre su vida entre túneles oscuros y grietas jamás transitadas, donde pocos se atreven a ver. El es solo el parpadeo de un ojo, imagen fotográfica de los incrédulos testigos de su existencia, única prueba razonable de su fisiología concreta. Nuestro personaje de historia descrita, es fiel reflejo de la humanidad que yace entre el anonimato y el desconocimiento del otro, cuyo breve proceder es tan siniestro y semejante a la destrucción de mensajes y deseos, propio de la oficina de Cartas Muertas, donde se dice que participo.
Para cualquier tipo de pregunta razonable sobre Bartleby desplazaríamos el uso del cerebro a territorios de la imaginación y la irracionalidad, donde tiene más salida lo inescrutable que la visibilidad de Bartleby. Podríamos hurgar muchas historias desgraciadas para este personaje, dándole razones psicológicas, sociológicas o, si se quiere, hasta podríamos entrar en sus sueños suministrando un exactísimo diagnostico psicoanalítico sobre su extraña manera de actuar. ¿Pero, para qué? Ni el mayor escrutinio sobre su proceder tendría la última palabra. Bartleby surge de entre el polvo y hace resonar en su interior los oídos sordos de las dolencias humanas y cuestiona la voluntad entre lo que se tiene que hacer, se debería, se prefería, se supondría, o lo que jamás se hiciera. Se podría chocar con la misión de muchos en el mundo cuando las palabras se vuelven mudas y se difuminan en el aire, qué importancia tiene cualquier modalidad verbal entre los hombres, si ni siquiera se escuchan  o se ven a los ojos.
Bartleby, comienza así el análisis subconsciente por parte del narrador ante la actitud de su trabajador: el crecimiento de una relación inconclusa sin parámetros normales de comportamiento entre Bartleby y el narrador, donde el primero se limita a preferir no actuar mientras que el otro no sabe qué manera se le podría hablar. Recién llegado Bartleby, fue acomodado estratégicamente de tal manera que la mampara verde actuara como aislante. Pudiera apartar a Bartleby por completo de mi vista, sin alejarlo de mi voz. Y así, de cierta manera, se combinan el aislamiento con la compañía. A lo largo de la historia, las relaciones humanas luchan por contar con los últimos medios de comunicación ¿Pero,  para qué? Si cada vez estamos más solos, combinando la soledad con la compañía de un escritorio del que se busca liberarse del todo. Es un duro golpe cuando la anti razón empieza a invadir terrenos conscientes, la confusión y angustia del narrador son síntomas de la invasión a su vida y su espacio. Embriagado por las dudas, se adecua para ser presa del lado oscuro del hombre social, huyendo mezquinamente a la muerte reflejada en por Bartleby, miedoso de darse cuenta que, por accidente, el mundo construido es un exabrupto de la repetividad y la anulación del ser, para verse convertido en la ficha exacta de un lugar exacto y un quehacer exacto. Es la pavorosa muerte en vida, la causante del conflicto interno que lleva hacia la locura por la que Bartleby nunca encontró sentido, quizá porque los hechos que realizaba, solo constituían una estructura total firmada por nadie, allí, la personalidad preferencial de Bartleby no encontró eco.
Una sociedad cada vez más ensimismada, fanática de sus logros, es la que más siente miedo ante su propio destino, la imaginación de Melville no saco un personaje ficticio para llevarlo a la literatura cotidiana. Valdría la pena reflexionar ante lo que cada dia nos esforzamos, y cuestionarse la ocupación del tiempo individual, quienes y como la están manejando. La pérdida de la individualidad entre una sociedad que la defiende como base del desarrollo es algo duro de aceptar, mas, cuando toca afrontarla.
La calle de Wall Street debe su nombre, no a los enormes edificios que hoy la circundan, sino que así era llamada (calle del muro) por el inmenso muro que no permitía a los esclavos escaparse; de la errónea creencia sobre el nombre de esta calle y la real, no existe ninguna diferencia, tanto la gran altura de los muros como las oficinas de los rascacielos, fueron y son usados de igual forma: para que los esclavos no se escapen.

Diciembre 2012: Reunión Anual del Club de Lectura


El 17 de diciembre, se efectuó la reunión anual del Club de lectura donde sus miembros discutieron sobre las lecciones aprendidas en el 2012 así como sugerencias para el próximo año. Se seleccionaron los tópicos del 2013 y los moderadores por tema.
Para amenizar la reunión los miembros del Club de Lectura prepararon un programa cultural donde algunos de sus miembros tocaron piano, cantaron y recitaron poesía de autores americanos como Langston Hughes, Walt Whitman y Edgar Allan Poe.

Noviembre 2012- Mes de la Herencia Indígena en EE.UU. Literatura por indios americanos


El 19 de noviembre de 2012, los miembros del Club de Lectura se reunieron para analizar y debatir sobre la literatura escrita por indios americanos.
Los miembros compartieron su experiencia en la lectura de los siguientes autores indios:
"El último mohicano" por Fenimore Cooper
"Huellas" por Louise Erdrich
"El diario completamente verídico de un indio a tiempo parcial"  por Sherman Alexie.
El IRC compartió con los miembros las siguientes lecturas del sitio web IIP Digital:
Literatura pluricultural en EE.UU – Febrero, 2009
Pueblos indígenas – Junio, 2009
Literatura de EE.UU en síntesis
Boletín Mensual del IRC dedicado al Mes de la Herencia Indígena Estadounidense -Noviembre 2012.