lunes, 18 de marzo de 2013

Marzo 2013: Mes del Historia de la Mujer: Mirada con perspectiva de género de las obras de las escritoras Latinas que viven en Estados Unidos


El 25 de marzo tendrá lugar el encuentro de los miembros del Club de Lectura para discutir sobre la obra de escritoras hispanas en Estados Unidos.

A continuación dos ensayos escritos por dos miembros del grupo sobre este tema:

EL DISCURSO FEMENINO DE LAS ESCRITORAS LATINAS EN EEUU
Por Lucas Garve. La Habana, 2013-03-17.
Las escritoras latinas en los EEUU trasladan a la lengua escrita – con su perennidad y toda su validez- las tradiciones orales legadas por sus antecesores. Esta búsqueda de la identidad conlleva innúmeros esfuerzos en  un amplio diapasón.
Cuando se habla de escritoras latinas en los EEUU se trata de una generación de escritoras nacidas y criadas o no en los EEUU, además de otras residentes, que reclaman su identidad cultural en un contexto multicultural ajeno a su país de origen.
Ellas escriben en inglés, aunque hagan constante uso del español, mezclándolo con el inglés, a la manera que sus coterráneos lo hacen. Para ellas es su manera informal o como se califique de mostrar su mundo a sus lectores.
Así procedan de países diferentes y marcando una diferencia entre ellas mismas, las une una fuerte identidad cultural y también transcultural que reflejan en sus textos literarios. Herencia cultural común que está conformada por una historia, tradiciones populares, religiosas, pero en su discurso, en su totalidad, muestran una serie de variantes paradigmáticas que son comunes en cada una de ellas.
NARRATIVA FEMENINA  LATINA EN LOS EEUU
La narrativa femenina contemporánea de las escritoras latinas comprende un discurso cuya frescura e innovación formal las sitúa en lugar aparte de la Literatura y gracias al rastreo en sus raíces culturales llegan a desarrollar un nuevo concepto de mujer más acorde con su generación y su identidad transcultural.
La narrativa femenina latina en los Estados Unidos no reproduce de forma pasiva las historias, fábulas, cuentos, poesías que estas autoras vierten en sus libros. Ellas heredaron el oficio de fabular de sus madres y abuelas. Ellas trasladan la tradición oral al discurso literario femenino, a lo que entendemos por lengua escrita.
La voz de las abuelas y las madres son portadoras de la memoria colectiva femenina, la que confiere a su vez verosimilitud a la historia y reafirma el carácter testimonial de la misma. Por tanto, la narrativa femenina de las escritoras latinas que escriben en los EEUU no resulta una reproducción pasiva de estas historias narradas y escuchadas sino un acto de creación crítica y de juicio al conservadurismo que aportan las dichas fuentes.
Sus obras abordan las relaciones femeninas más íntimas al recuperar la imagen matriarcal como creadora y transmisora de valores identitarios culturales y de género, al tiempo que la convierten en centro, nudo y musa familiar que empuja a la creación de la obra literaria.
En las obras de las escritoras latinas hallamos la reevaluación de las artes domésticas practicadas por sus antecesoras: el arte de cuidar las plantas y el jardín, el arte de cocinar, de coser, de tejer, de cantar, de contar, todo mezclado en las historias que la tradición oral transmite de boca en boca.
No es extraño entonces que uno de los temas más comunes sea el de la relación madre/hija. Relación de mujer a mujer que vincula  a la productora del texto con la madre mediante el arte de múltiples formas, a la vez que deviene en una re-productora de historias comunes por apropiación del metatexto. La expresión literaria de las escritoras latinas se caracteriza por consiguiente por una búsqueda en una dirección matrilineal característica.
A partir de esto podremos trazar líneas de sus características generales. En este sentido, encontramos la experimentación formal, la narración acronológica, la fragmentación textual, el empleo de géneros cruzados, la exploración de la memoria histórica a través de la herencia latina y su hibridez cultural, la latinización del discurso dominante blanco-anglosajón y la transgresión de barreras genéricas formales tradicionales propias de un discurso hegemónico ajeno a su herencia cultural.
Todo lo anterior,  se logra gracias a la fragmentación textual, a la inclusión de textos caracterizados por la autobiografía,  a la presencia de la oralidad y de la tradición folklórica popular. Recuperación de una tradición oral que permite a estas escritoras latinas la reafirmación cultural y de su rol de agentes de transmisión cultural pero con una óptica femenina.
Un proceso realmente trascendente porque concede la posibilidad de realzar la importancia de esa tradición oral así como destacar el papel fundamental que juega este por la supervivencia de la comunidad latina en los EEUU.
De esa manera ya descrita, se realiza un proceso de recuperación de la tradición oral por parte de mujeres que las hace volver al pasado al tiempo que  garantiza la reafirmación de su identidad cultural en un contexto diferenciado.
Por tanto, la narrativa contemporánea de las escritoras latinas en EEUU surge de una conjunción de factores históricos, culturales y sociales con el objetivo de entenderse a sí mismas como mujeres étnicas viviendo en los EEUU.
Un hecho relevante en el discurso literario de las escritoras latinas es la reevaluación del rol de la mujer relegada al hogar. La voz de las abuelas y de las madres son portadoras de la memoria colectiva femenina, reafirma la verosimilitud de los relatos, confiere carácter testimonial a los textos y realza al reevaluar el rol de la mujer dentro del escenario familiar.
En los textos hallamos además dos tipos de narrativa, para llamarlo de alguna forma, la narrativa intradiegética (en la que el personaje cuenta en primera persona la historia y se convierte en narrador) y la narrativa extradiegética (en la que el texto es narrado en tercera persona y plantea una versión diferente del mismo suceso de la historia y de sus actores) por lo que produce una narración a distintos niveles y con valoraciones diferentes también pero basadas en la misma experiencia.
CARACTERÍSTICAS DEL DISCURSO FEMENINO DE L AS ESCRITORAS LATINAS
Aparte de la frescura y la innovación que posee su acto discursivo hay que añadir algunas características pertinentes entre las ya mencionadas: la fragmentación textual y la hibridez discursiva están presentes en la mayoría de sus textos. Lo anterior está dado por la combinación de géneros narrativos como la poesía intimista, el ensayo, la autobiografía, el género epistolar, el ensayo, la multiplicidad de voces y de perspectivas.
Gracias a estas características discursivas, las escritoras latinas producen un vehículo de distinción para lograr un discurso dialógico definitoriamente  racial y cultural trasladado al centro del escenario literario norteamericana y de rechazo al discurso monológico y autoritario dominante sobre la mujer.
Es un discurso que se aleja naturalmente del canon literario tradicional y de sus convenciones literarias; se aparta ciertamente de un canon que impone el hegemonismo de la figura heterosexual masculina.
Otra característica es el empleo de la autobiografía como método de autodescubrimiento y de enriquecimiento personal porque inclina a explorar la cultura latina, añadida a la cuestión de género.  
Tratada de esta manera, la autobiografía constituye más bien construcciones transculturales del sujeto femenino latino que se oponen a la tradicional autobiografía masculina y a una concepción de género como símbolo del individualismo norteamericano porque reconstruyen una identidad cultural individual y al mismo tiempo conectada a la colectividad.
Esta identidad transcultural creada mediante la transcreación étnica de la memoria identifica la conciencia del mestizaje, asegura la visión de la hibridez cultural y realza ese estar y no estar en ninguna parte que es característica de los escritores transterrados.
En todo esto el uso de la memoria transferida de los antecesores a los descriptores actuales, es decir, las escritoras latinas establecen una oposición y denotan un esfuerzo de conjunción de recuerdo/olvido, donde la nostalgia, el recuerdo y la reconstrucción de la herencia juegan un papel fundamental en ese mecanismo.
Fundamental es el servicio que estas escritoras en los EEUU han prestado con sus obras al empoderamiento de las mujeres latinas en las múltiples comunidades hispanas en Norteamérica. Servicio que cobra mayor importancia y realce al examinarlo desde una perspectiva de género en el contexto cultural predominante anglosajón y propiciarles a las mujeres de estas comunidades una posibilidad de recuperar, reafirmar y consolidar una identidad cultural propia que matice el diverso mosaico multicultural que define hoy la Nación estadounidense.
ESCRITORAS LATINAS EN BUSCA DE SU IDENTIDAD CULTURAL EN LOS EEUU
En 1983, publican Cuentos: Stories by Latinas, volumen donde se recogen la memoria familiar y de las vidas de sus antepasados relatadas de boca en boca y entonces llevadas a la lengua escrita. Una tradición oral que permite reconocer la abundante y rica tradición oral de los hispanos en el suroeste americano y del Caribe.
En 1988 sale a la luz la Antología Las Mujeres hablan (Rebolledo, González y Márquez) que recoge piezas de escritoras de Nuevo Méjico. Mujeres que reafirman al contar sus tradiciones el rol de agentes de transmisión cultural con una óptica femenina.
Numerosas son las mujeres escritoras latinas que han decidido plasmar en sus textos el proceso de enriquecimiento cultural que les permite reafirmar su identidad cultural.
-Helena María Viramontes, chicana, plasmó en Nopalitos (testimonio) sus orígenes como escritora en relación directa con la creatividad heredada de su madre a través de la cocina y las narraciones orales que le trasladaba. En ella la imagen materna se define como punto de partida de la creación literaria.
-Judith Ortiz Cofer, puertorriqueña, produce The Line of the Sun en 1989 y Silent Dancing en 1990 en esta última relaciona una historia oral del folklore llevado a la lengua escrita.
-Denice Chávez, chicana, Face of an Angel, realza su relación con su madre como herencia cultural.
-Cristina García, cubana, Dreaming in Cuba, ejemplo del dialogismo discursivo en oposición al monologismo masculino dominante propio de la cultura hegemónica anglosajona.
-Aurora Levins Morales y Rosario Morales (madre e hija, unidas autoras en la búsqueda de la identidad femenina)-Getting Home Alive
-Aurora Levins Morales (1998). Remedios: Stories of Earth and Iron from the History of Puerto Rico. Recoge remedios de plantas curativas como el romero y el jengibre. Rescata La Leyenda de Guanina, india caribeña que entabló romance con noble español en siglo XVI, a la manera de Pocahontas.
-Sylvia López Medina, en su novela Cantora refleja la angustia de perder la tradición cultural representada por el personaje de la abuela, trabajo basado en la historia secreta familiar transmitida oralmente por las mujeres.
-Patricia Preciado Martín (1983) Del Rancho al Barrio, Songs my mother sang to me (Canciones que mi madre me cantaba).
-Carmen de Monteflores. Singing  Softly. (Cantando Bajito). Recoge reescritura de su familia como intento de recuperar los lazos femeninos con antecesores.
-Sandra Cisneros. The House of Mango Street. Ofrece viñetas y cuadros independientes con personajes diferentes. Explora la niñez en un guetto mexicano de Chicago, su ciudad natal.
-Julia Álvarez, nacida en Nueva York,  pero de crianza dominicana. How the Garcia´s girls lost their accents. Presenta texto cuyo dialogismo discursivo caracteriza. In the time of Butterflies.
-Ana Castillo (chicana) - Mixquiahuala Letters. Donde usa recursos tradicionales de la narrativa que subvierten el género epistolar. So Far from God, examina las complejas relaciones de las mujeres Latinas desde una perspectiva católica.
 -Cherrie Moragas- A long line of Vendidas. Incluye secciones de su diario personal para reflexionar se sobre la mujer chicana y las mujeres negras y mestizas.
-Esmeralda Santiago. When I was Puerto Rican.  Establece crítica social utilizando su autobiografía.
Como se constata en los títulos y en la producción de sus textos emplean el inglés, su idioma en algunos casos de nacimiento como es el caso de Sandra Cisneros, Julia Álvarez americana-dominicana o Esmeralda Santiago, nacida en Puerto Rico, pero quien desde los 13 años vive en Nueva York o Cristina García que desde los dos años llegó a Nueva york con sus padres de Cuba.
En estos autores hispanos cuya producción es fundamentalmente en inglés se nota un proceso de fundición o conflicto de culturas, de oscilación entre ambas o al final de asimilación o rechazo de una sobre la otra, un proceso que solamente reafirma la etnicidad diferente del autor latino en la producción literaria estadounidense.
En definitiva, los temas que desarrollan poseen un carácter marcadamente étnico-identitarios pues mantienen una clara pertinencia femenina relacionada con las comunidades de origen latino. También sucede que el uso monolingüe anglo que muchos de ellos emplean como medio de expresión implica la extensión de la comunicación a toda la sociedad estadounidense y abre una posibilidad a la expansión territorial de los destinatarios- consumidores de esta literatura. FIN

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PODERIO HISPANO
Por Alfredo Nicolás Lorenzo
Junto Sandra Cisneros el panorama literario de Estados Unidos ha decidido encumbrar a otras escritoras de origen latino. Entre ellas, destacan tres nombres especialmente, los de Julia Álvarez, Nelly Rosario y Cristina García. De procedencia dominicana las dos primeras y cubana la tercera, estas escritoras ocupan hoy un puesto destacado en la narrativa y poesía norteamericana.
El caso de Julia Álvarez es muy singular, ya que su primer gran éxito lo obtuvo con su debut en la novela, con Cómo las chicas García perdieron su acento, que le valió el título de Most Notable Book of The American Library (El libro más notable de la biblioteca americana). Sin embargo, la popularidad le llego tres años después, en 1994, con El Tiempo de las Mariposas, donde contaba el asesinato de las tres hermanas Mirabal en tiempos de la dictadura de Trujillo. Con ese libro se instaló entre las escritoras de más venta del país. Nacida en Nueva York, pronto regreso con sus padres a la Republica Dominicana. Cuando ella cumplió los diez años, volvieron a Estados Unidos. Hoy, Julia Álvarez enseña ingles en la Universidad de Middlebury. Su más reciente novela es El nombre de Salome, basada en la historia de Salome Ureña, poeta dominicana revolucionaria del siglo XIX.
Nelly Rosario es hoy una de las grandes promesas de la literatura de Estados Unidos. Aunque nació en la Republica Dominicana, vive en Norteamérica desde los tres meses. Se crío en la ciudad de Nueva York. Hoy, con solo 41 años, destaca cada vez que publica un nuevo libro. Con su primera novela, El canto del agua, Nelly Rosario fue ya considerada "una joven promesa literaria" por el Village Voice Literary Supplement.
Por último, en la lista de grandes estrellas de la literatura estadounidense se encuentra la cubana Cristina García, que emigro a Estados Unidos cuando tenía dos años. En Miami, ocupo el cargo de corresponsal y jefe de la redacción de Time. Su primera novela llego en 1982, Soñar en cubano, y ya con ella quedó finalista del National Book Award de aquel año. Su consagración se produjo con la siguiente novela, Las hermanas Agüero, en la que explota el problema de la identidad cultural. Un asunto en el que insiste en su nuevo libro, El cazador de monos.
NOTA SOBRE EL AUTOR
Alfredo Nicolás Lorenzo, Camagüey (1964). Poeta Narrador y Ensayista es fundador de la revista Proposiciones de la desaparecida Fundación Pablo Milanés, ha colaborado en Alforja Poesía y La Voz de Coahuila (México). Actualmente se desempeña como Docente, Promotor Cultura, y Coordinador de Talleres. Es miembro del Taller Literario de la Fundación Nicolás Guillén; aparece en la Antología Sonetos de amor y otros poemas, (Universidad Autónoma de Coahuila, México, 2003. Su libro Palabras Mágicas de un Poeta, apareció en el, 2010, bajo la colección palabras del Oráculo, que dirige el poeta Cesar Toro Montalvo, en Lima-Perú. 


Febrero 2013: Literatura que refleje las diferentes expresiones del amor


El  25 de febrero los miembros del Club de Lectura se reunieron para debatir sobre literatura estadounidense que refleje las diferentes expresiones del amor.
El moderador Abel Mirabal compartió con el grupo un ensayo preparado por Madalina Cobian el cual recoge no solo autores estadounidenses que reflejen el tema  sino también a autores cubanos y de otros países.
Los miembros del grupo compartieron la lectura de los siguientes libros:
 “la letra escarlata” (1850) por Nathaniel Hawthorne
“Come, reza y ama”  (2006) por Elizabeth Gilbert
“El Gran Gatsby” (1922) por F. Scott Fitzgerald
“Adrienne Rich: Antología poética 1951-1981”
“Una tragedia Americana” (1925) and “Hermana Carrie” (1900) por Theodore Dreiser
“Los Puentes de Madison County” (1992) por Robert James Waller

A continuación el ensayo de Madalina Cobian leido por Abel Mirabal:


Presencia del amor en la poesía y prosa Martiana y en otros escritores universales.
Por Madalina Cobian
Amor:  Sentimiento Universal.  Palabra de sólo cuatro letras que es capaz de abarcar todas las facetas de la sensibilidad humana.
Como no me siento capaz por mi misma de describir el significado ni la amplitud de dicha palabra, me remito brevemente al más universal de todos los cubanos, cuya obra y conocimiento del tema rebasa lo que pudieramos llamar concepto del amor. 
Lo obra de José Martí, dado a su sensibilidad y altruísmo,  se caracteriza por tocar todas los tipos de amores existentes en el universo. 
Su concepto de amor fue tan grande que lo caracteriza como algo  sumamente y delicado cuando dijo:
“Mi amor, del aire, se azora”.
Concibe la vida sustancialmente a traves del amor y lo expresa de la siguiente forma:
“ Por el amor, se ve,
  Con el amor, se ve,
  El amor es quien ve,
  Espíritu sin amor,
  No puede ver”.
Reconoce el amor a la sociedad cuendo dice:
“ Cuando al peso de la cruz,
El hombre morir resuelve,
Sale a hacer bien, sale y vuelve,
Como de un baño de luz.
También le canta al amor interesado:
“ Pues las bodas no serán
Y estoy de pesar que muero,
Y la doncella muy bella,
Pero mi linda doncella,
No tiene un centavo entero”
También a través de su prosa conocemos sus conceptos contemporáneos del amor y el matrimonio.
¡Hay tanta diferencia de gustarse a amarse! Debe hacerse- salvo malicia- lo que hacen ciertos indios del Estado de Veracruz – tomarse a prueba, vivir bajo el mismo techo.  Ir juntos al arroyo, cargar juntos la leña.  Oirse y conocerse. Y si la simpatía definitiva de las almas no sanciona la atracción pasajera de los cuerpos, separarse. El equilibrio entre las condiciones de los cónyuges y su mutuo conocimiento, son en el matrimonio, las unicas condiciones de ventura.  Lo demás es jugar la vida a cara o cruz.
Otros versos, hablan de su posición amorosa ante la vida.  Recordemos que el era masón.
“Con la mujer del brazo, ámese al hombre.”
La nostalgia y el reconocimiento del error cometido, lo vemos en “La niña de Guatemala”.
“Ella dio al desmemoriado,
Una almohadilla de olor.
El volvió, volvió casado.
Ella se murió de amor.
Ella por volverlo a ver,
Salió a verlo al mirador.
El volvió con su mujer,
Ella se murió de amor”.
A la pasión, lujuria y el celo:
“Por tus ojos encendidos,
Y lo mal puesto de un broche,
Pensé que estuviste anoche,
Jugando juegos prohibidos”.
A la mujer:
“De mujer, pues puede ser
Que mueras de su mordida,
Pero no empañes tu vida,
Diciendo mal de mujer”.

Otros escritores célebres han escrito a distintos tipos de amor.  Unos, como Shakespeare, que hablan del amor puro, adolescente, inmaculado, fiel, leal hasta la muerte, como “Romeo y Julieta”, que por rivalidades y antagonismos de sus familias termina, como tragedia al fín, con la muerte por suicidio de los amantes. Aquí el amor culmina con la muerte.
 También este mismo autor nos habla del amor corrompido por los celos, la desconfianza por la mujer y la fe ciega en Yago, el  amigo traidor y envidioso, como es el de “Otello, El Moro de Venecia”, por su esposa Desdémona, que termina con la muerte de su mujer y su suicidio. Aquí también el amor culmina con la muerte.
  A diferencia de estas dos tragedias, podemos conocer de un amor puro que data de la infancia, que por las diferencias sociales no se llega a realizar y se convierte en un amor sádico, corrompido, morboso, pero que se convierte en verdadero amor, después de la muerte de los amantes.  El amor de Heatcliff y Katie Earnshaw.  Aquí el amor comienza con la muerte. Hablo de Cumbres Borrascosas de Emily Bronte.
  También Shakespeare nos habla del amor por el poder y el dinero, que llega a ser tan grande como para hacer olvidar los principios, los valores y la lealtad.  Hablo de Mackbeth y Lady Mackbeth, el cual termina con el crimen y el suicidio.
   En “Cecilia Valdés”, o “La Loma del Angel”, de Cirilo Villaverde, conocemos del amor dentro de un contexto histórico-social, plagado de contradicciones raciales y sociales que acaban con la vida de uno de los amantes, Leonardo Gamboa, a manos de José Dolores Pimienta, por la intención de Cecilia.
   Hubo también un amor en Francia, (cuyo autor no recuerdo) que logró que Napoleón depusiera sus armas y fuera llevado a la prisión de Elba.  Fue esta: “Desiree, la amante de Napoleón”, y fue también María Plojovaia (¿?) quien, con su amor, entretuvo a Napoleón e impidió que este tomara Varsovia. Aquí el amor es usado para la seducción. Una versión pálida y débil de este; llena de segundas intenciones e intereses, carente de pureza, carente de Dios y matizada de política.
  La literatura rusa, en sus mejores momentos, contó con grandes amores como “Anna Karenina”, que termina en el suicidio y muchos otros.  Pero después que la ideología hizo cambiar el concepto del amor, o mejor dicho, con el surgimiento del Realismo Socialista, el amor se diversificó y ya no se concibió como amor puro sin ir acompañado del sistema político social, o sea un amor poletizado, como vemos en “Pasión Otoñal”, drama pedagógico, en el que el amor por la docencia se ve desplazado por la docencia poletizada.
 Aún así, la literatura soviética, en sus primeros momentos, refiere a un amor puro, casi tanto como el de Romeo y Julieta, impedido por los avatares de la guerra.  Me refiero a “La balada del soldado”, en el que el joven soldado regresa de pase a ver a su madre enferma y de polizonte en un tren conoce a una muchacha, casi tan niña como él.  Comparten un pedazo de  pan y un pedazo de tocino y entre hambre y zozobra se aman, y se prometen amor eterno, que no llegan a cumplir porque la guerra y la muerte los separan.
  También esta literatura nos habla del oficial, ( Viasheslav Tijanov) que durante muchos años luchó en la guerra, sufriendo por la añoranza de su familia y regresa, con muchas condecoraciones, inválido, con deseos de volver a amar a su esosa y sólo encuentra a su retorno, a su perro, que  ha estado esperando la llegada de su amo, a pesar de las vicisitudes que sufriera el animalito, para ambos morir en la soledad y la pobreza.  Hablo de “Bim, Oreja Negra”.
 Y remitiéndonos ligeramente a América Latina, recordemos la Leyenda de los volcanes Ixtaxiualt y el Popocatepelt. Uno semeja la figura de una mujer dormida en la cima de la montaña.  Es la amada, la princesa que  yace muerta en el lugar donde su amado la llevara a reposar, mientras que el otro, semeja la figura de un guerrero, su amado, el príncipe guerrero de pie, a su lado, velando su sueño eterno.
En la novela “Lo que el viento se llevó” de Margaret Mjitchell, podemos encontrar, dentro de algunas variedades de amor, como el amor al dinero, el amor a la pareja; el amor a la tierra, como es Tara, para Scarlet O´Hara.
    Todo sentimiento en el que prevalezca la bondad, el desinterés,  el ánimo de agradar y hacer bien a los demás es un sentimiento amoroso.  No olvidemos que Dios es amor y que estará presente en todas las buenas voluntades.
  Son interminables las formas y presencia del amor en la literatura.  Por mi parte, yo que no soy escritora, pero sí aficionada a las letras, cuento con este pequeño relato al que he nombrado “El amor en cualquier parte y momento”.
  
El amor en cualquier parte y momento.
   Son las 7 a.m., y Miguel y Luisa, pareja recién unida, se preparan para salir a la calle a enfrentar una nueva jornada de labor.
¡Que dicha que tu hayas llegado a mi vida! ¡Que tranquilidad el poder compartir con alguien  los azares de cada día! ¡Que seguridad la de saber que alguien va a responder por mis necesidades cada mañana!  ¡Cuánto tiempo luchando sola sin esperanza!  Cuanta veces he emprendido  el camino cada mañana sin saber que le reserva a una el día, con la esperanza de poder resolver el objetivo de la vida, para luego, si el día ha sido afortunado, poder disfrutar, al anochecer, la satisfacción espiritual de saber resuelta la necesidad material.  Pero ahora, he tenido suerte al encontrarte.  Ya no tengo que volver a salir sola a aventurarme por los caminos del mundo en busca de la solución a mis carencias.
No te preocupes, amor. Ya no vas a estar nunca más sola,  Ahora yo voy a estar contigo para siempre, para acompañarte a cumplir esta ardua tarea que acometemos día a día.  No vas a volver a carecer de lo que nos hace falta para vivir.  Yo seré tu compañero siempre en la vida hasta que la muerte nos separe.  Juntos saldremos todos los días a cumplir nuestra misión y a luchar por la vida.  Tenemos ese derecho y lo vamos a disfrutar.
  Después de haber recogido los papeles de periódicos que le habían servido para cubrir el piso que utilizaran como lecho la noche anterior y haber amontonado en un rincón  del almacén abandonado donde habían pernoctado la víspera, las botellas de alcohol de bodega consumido esa noche;  luego de haber hecho sus necesidades fisiológicas en otro rincón más apartado del sitio donde durmieran,  y de haber esgarrado lo suficiente como para eliminar los restos del tufo de alcohol que sale de sus bocas y que aún emana de su piel,      Luisa y Miguel intentan con los dedos  estirar sus cabellos y humedecer sus rostros con saliva para adecentar su  aspecto.  Muy juntitos, ella, colgada de su brazo izquierdo y el con un sombrero boca arriba en su mano derecha,  amorosamente salen a la calle a “luchar la vida” como dicen ellos, con la esperanza, de a su regreso, por la noche, disfrutar del fruto de su labor.
“Una limosnita, por el amor de Dios”  
 Madalina Cobián.