El 24 de
junio los miembros del Club de Lectura se reunieron para debatir sobre la vida
y obra del escritor estadounidense Mark Twain.
Entre los libros analizados estuvieron:
La célebre
rana saltarina del condado de Calaveras "(1865)
El Príncipe
y el Mendigo (1881)
Vida en el
Mississippi (1883)
Las
aventuras de Huckleberry Finn (1885)
Un yanqui en
la corte del rey Arturo (1889)
Dos
entusiastas lectores presentaron los siguientes ensayos:
Vida y obra del
escritor Mark Twain.
Manuel Vicente Figueredo Aguilar (email: israelemanuel2013@gmail.com )
Samuel Langhorne Clemens tuvo la posibilidad y habilidad de asumir una vida de aventuras, describiéndola en sus diversas obras tan magistralmente que el paralelismo de su biografía y los ingeniosos personajes protagonistas de su realización literaria, tiene una línea divisoria poco perceptible.
Samuel Langhorne Clemens tuvo la posibilidad y habilidad de asumir una vida de aventuras, describiéndola en sus diversas obras tan magistralmente que el paralelismo de su biografía y los ingeniosos personajes protagonistas de su realización literaria, tiene una línea divisoria poco perceptible.
Huérfano a los 12 años, aprendiz de imprenta,
impresor ambulante, periodista, vendedor, aprendiz y timonel de barcos,
corresponsal, soldado de una Compañía Irregular de Voluntarios de Caballería
del Ejercito Confederado, intrépido en los negocios de las minas de plata y
oro, viajero explorador de Europa, Medio Oriente (en especial Tierra Santa) y
luego el resto del mundo; viudo y padre desconsolado por la muerte de dos
hijas, ensayista político, escritor y editor. Es decir 75 años de existencia
divididos entre 16 etapas, independientes unas e interdependientes otras, nos
resulta en algo más de 4 años y medio como promedio, transcurriendo por
peldaños intensos y sinuosos.
Desde 1865 con “La célebre rana saltarina del
condado de las Calaveras” hasta la “Oración de guerra”, “El extranjero
misterioso” y otros, con los que inauguró la primera década del siglo XX, nos
atrapa las neuronas al punto de no lograr percibir, en ocasiones, si estamos
aquí o allá.
Aunque “Tom Sawyer” y “Las aventuras de Huckelberry
Fin”, saga del primero, son consideradas por muchos sus obras maestras,
encontramos una analogía muy ajustada al contexto sociológico cubano actual en
“El Príncipe y el mendigo”, desnudando el intercambio de identidades
resultantes de todas las miserias humanas en la Inglaterra de los Tudor y “Un
yanqui en la corte del rey Arturo”, satirizando social y políticamente la
opresión en la Inglaterra feudal, mediante la transposición de épocas y cuerpos
como pretexto audaz en la que le propina una buena zurra a las instituciones
monárquicas, eclesiásticas y pseudo-caballerescas que tal parecen profecías con
cumplimiento actual.
Tenemos y disfrutamos pues, de un Samuel nacido un
30 de noviembre de 1835, convertido en Mark Twain a partir de 1863, observador
con la lupa del humor inteligente, cual extraterrestre, de la vanidad humana,
incluyendo la propia.
La sola traducción de su seudónimo, según una
expresión utilizada en el río Mississippi, que significa dos brazadas de
profundidad, el calado mínimo necesario para la buena navegación, es ya por sí
misma una parábola, una evidencia de la evaluación que a su óptica decidiría
aplicar hasta el final de sus días, una convocatoria para el hombre del siglo
XXI, un desprecio a la vanagloria de la apariencia por la que están torcidos
los caminos de muchos.
A 177 años, 6 meses y 24 días de su nacimiento, nos
regaló suculentas frases, exquisitas a nuestro paladar intelectual.
Les comparto 7 de ellas:
- Nadie
se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana;
hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño.
- Un hombre con una idea nueva es un
loco hasta que la idea triunfa.
- Es mejor tener la boca cerrada y parecer
estúpido que abrirla y disipar la duda.
- La buena educación consiste en
esconder lo bueno que pensamos de nosotros y lo malo que pensamos de los demás.
- Cuando era más joven podía recordar
todo, hubiera sucedido o no.
- Si dices la verdad, no tendrás que
acordarte de nada.
- El trabajo consiste en lo que un
organismo está obligado a hacer; el juego consiste en lo que un organismo no
está obligado a hacer.
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BREVE ENSAYO
SOBRE LA OBRA DE MARK TWAIN: “EL PRÍNCIPE Y EL MENDIGO”
Frank Ernesto Carranza
El príncipe y el mendigo, también traducida
como Príncipe y mendigo (en inglés, The Prince and the Pauper) es una novela
escrita por Mark Twain.
Fue publicada por primera vez en Canadá
en 1881
antes de ser publicada en los Estados Unidos en 1882. Es la primera novela
histórica de Twain. Ambientada en 1547, cuenta la historia de dos niños de apariencia física
idéntica: Tom Canty, un mendigo que vive con su padre cruel en Offal Court, Londres, y el príncipe Eduardo, hijo de Enrique VIII de Inglaterra.
No es casualidad con los momentos actuales
que vive nuestro país que hayamos tomado la primera novela de Mark Twain con
corte histórico muí vigente en estos tiempos, ya que es un llamado a la
honestidad y la lealtad.
La astucia del joven príncipe sirvió para
conocer la realidad de su pueblo en un momento en que Inglaterra se encontraba
al borde del colapso por las excesivas revueltas que el pueblo protagonizaba
dia a dia en contra de la falta de alimentos y los excesivos impuestos que el
Rey Enrique VIII cobraba a los ciudadanos Ingleses, a todo esto sumemos las
protestas que se sucintaron por la ruptura de Inglaterra con la Iglesia
Católica de Roma, auto proclamándose el mismo Enrique VIII como Cabeza de la
Iglesia de Inglaterra.
La lealtad del mendigo así como su inocencia
le valieron el reconocimiento del joven Rey.
Así mismo podemos destacar la lealtad de
Miles Hendon quien aun estando en desgracia y casi olvidado nunca se deshizo de
sus votos de lealtad para con el Rey y la corona Británica. Bien sirvan actos
como este para recordarnos siempre, quiénes somos y porque luchamos, y no
importa cuán bajo puedan hacernos caer nuestros enemigos, siempre tendremos la
oportunidad de levantarnos con solo cumplir la palabra dada y el honor a la
causa que defendemos.
Los niños intercambian sus roles: Tom Canty
toma el lugar de Eduardo en el palacio y Eduardo toma el lugar de Tom en su
casa. Nadie cree a Eduardo cuando dice que él no es Tom, sino el verdadero
príncipe. El padre de Tom lo maltrata y el príncipe escapa con ayuda de un
noble caído en desgracia, Miles Hendon, pero se pierde entre una multitud de
gente que estaba protestando por el rey. En el palacio nadie cree a Tom al
decir que él no es realmente Eduardo y piensan que el príncipe se ha vuelto
loco. Mientras tanto Enrique VIII fallece y por consiguiente se hacen los
preparativos para la coronación.
Después de una serie de aventuras, Eduardo
logra intercambiar su lugar con Tom, justo cuando éste estaba a punto de ser
coronado. Tom está ansioso por quedarse en el trono pero los nobles se niegan a
creer que el niño que se les aparece como un mendigo es el verdadero rey, hasta
que les describe el sello real que había escondido antes de salir del palacio y
que Tom había tomado por un abre nueces. Hendon es recompensado con el título
de duque y con el ordinario permiso de sentarse en presencia del rey, reservado
sólo a la familia real. Tom recibe como agradecimiento por apoyar la reclamación
del nuevo trono el título de «Protegido del Rey».
Nota:
Después de la muerte de Eduardo, se levantaron rumores de que el rey aún seguía
vivo. Aparecieron numerosos impostores que intentaron suplantar la identidad
del difunto Eduardo.
Estas suplantaciones continuaron durante el
reinado de María y el de Isabel. Incluso el autor Mark Twain
representó estas suplantaciones en su novela
El príncipe y el mendigo
(1882) en la que Eduardo VI y un joven de baja clase social intercambian su
identidad.
¨NO
IMPORTA QUE BIEN NOS SINTAMOS CON ALGO QUE SE HA DEJADO A NUESTRO RECAUDO POR
ALGÚN TIEMPO, SI ESTE ALGO NO ES NUESTRO, DEBEMOS DEFENDERLO CON NUESTRA VIDA
SI FUESE NECESARIO, Y RESTITUIRLO A SU LEGÍTIMO DUEÑO EN EL MOMENTO QUE ESTE LO
DEMANDE¨.